Doctor Miguel Romero
fractura de clavícula

Tengo una fractura de clavícula, ¿Qué opciones tengo?

La fractura de clavícula es uno de las lesiones óseas más frecuentes que vemos en los servicios de urgencias. Se calcula que 1 de cada 20 fracturas que atendemos son fracturas de clavícula.

Es particularmente frecuente en la edad infantil y también en determinadas actividades deportivas, como el ciclismo.

A pesar de su frecuencia, suele ser una fractura con buen pronóstico, sobre todo en los niños. (En los niños casi todo cura mejor que en los adultos).

Aún así, hay fracturas que no son tan benignas y pueden requerir tratamiento quirúrgico para resolverlas.

morfología de clavícula

Índice de contenidos

Causas mas frecuentes de una fractura de clavícula

Las fracturas de clavícula se producen habitualmente por dos mecanismos:

  • Traumatismo indirecto: ocurren cuando caemos con el brazo extendido y algo separado del cuerpo.
  • Traumatismo directo: consiste en un golpe lateral sobre el hombro. Como por ejemplo en una caída de lado desde una bicicleta.

Como se diagnostica una fractura de clavícula

Historia clínica

Habitualmente estas fracturas se diagnostican en los servicios de Urgencias. El paciente acude con un fuerte dolor en el hombro, el cual suele traer pegado al cuerpo para aliviar el dolor.

Exploración física

En la exploración física es muy habitual observar deformidades en la región anterior del hombro. De hecho, en fracturas muy desplazadas, existe afectación de la piel. Esto es debido a que la clavícula es un hueso muy superficial y es uno de los motivos que pueden hacer que se recomiende una intervención quirúrgica.

Pruebas complementarias

Como en todas las sospechas de fracturas, la prueba inicial a realizar es una radiografía simple.

La proyección más utilizada es una radiografía de la articulación del hombro vista de frente (anteroposterior).

Debido a la superposición de la clavícula con otras estructuras (como las costillas) y a su localización ya en el tronco, es la única fractura cuya decisión de tratamiento se suele basar en solo una proyección radiológica (en una foto vista de frente).

Lo habitual (y lo más recomendado) siempre es tener 2 radiografías, a poder ser perpendiculares, para hacernos una mejor idea de posibles desplazamientos de los fragmentos.

Esto sería posible realizando un TAC. Pero para evitar radiaciones y debido a los habituales buenos resultados de la fractura de clavícula, suele reservarse para casos dudosos.

Tipos más habituales de fractura de clavícula

La clavícula la solemos dividir anatómicamente en tercios. Lateral o distal (el más cercano al hombro), tercio medio y tercio proximal o medial (el más cercano al cuello).

Cada uno de estos tercios se comporta de una forma distinta, y por ello los criterios de tratamiento los ajustamos en función de donde esté situada la fractura.

Fracturas del tercio medial o proximal

Son las fracturas menos frecuentes. Se dan en un pequeño porcentaje de casos y habitualmente las encontramos o bien en accidentes de alta energía (accidentes de tráfico) o en lesiones por estrés debido a movimientos repetitivos (como en el remo).

En el caso de accidentes de alta energía, deben manejarse con cuidado para descartar posibles lesiones asociadas importantes.

Una vez descartadas otras lesiones, estas fracturas pueden manejarse habitual de forma conservadora (sin operar) inmovilizadas con un cabestrillo.

Fracturas del tercio medio

Son las más frecuentes con mucha diferencia. La mayoría se pueden manejar de forma conservadora con buenos resultados.

Pero eso no significa que todas tengan que ser tratadas con un cabestrillo y restándole importancia.

Aquellas con importante desplazamiento, con varios fragmentos en la fractura o con pérdida de longitud del hueso (acortamiento) suelen tener mejores resultados con un tratamiento quirúrgico.

También el contexto del paciente (deportista, actividad laboral, tiempos de recuperación…) influyen mucho en el tratamiento a elegir.

Fracturas del tercio distal o lateral

Estas fracturas, suponen habitualmente el 15% de las fracturas de clavícula, y tienen una peculiaridad muy importante.

En este segmento del hueso se encuentran ligamentos muy importantes para la estabilidad y funcionalidad del hombro.

Por eso, ante la sospecha de lesión de estos ligamentos, se recomendará tratamiento quirúrgico. En caso de que la fractura no esté desplazada y no haya sospecha de lesión de ligamentos, pueden manejarse de forma conservador con un cabestrillo.

En estas fracturas habría que evitar el vendaje en 8, ya que a veces contribuye a aumentar el desplazamiento.

clavícula 3

Opciones de tratamiento de las fracturas de clavícula

Ahora que ya conoces los tipos más frecuentes de fractura de clavícula y en qué casos se suelen recomendar operar o no, vamos a ver en qué consisten las dos opciones de tratamiento.

Tratamiento conservador

Es el tratamiento más utilizado en los tres tipos de fracturas que hemos comentado antes.

Lo habitual es inmovilizar el brazo afectado durante 3-4 semanas.

Los dos dispositivos de inmovilización empleados son el vendaje en 8 y el cabestrillo.

Para las fracturas de tercio medio ambos dispositivos son válidos, mientras que para las fracturas de los tercios medial y distal el preferido suele ser el cabestrillo, por realizar menos “palanca” sobre estos segmentos.

Tras estas 4 semanas de inmovilización, se recomienda realizar trabajo fisioterápico dirigido. De forma que podamos recuperar primero la movilidad y luego la fuerza del brazo lesionado.

La vuelta a la normalidad si el tratamiento es efectivo suele ser en torno a las 12-16 semanas desde la lesión.

En caso de que, transcurrido ese tiempo, el paciente siga con dolor, puede ser que la fractura no esté consiguiendo cicatrizar (pseudoartrosis) y sea recomendable pasar a un tratamiento quirúrgico.

Tratamiento quirúrgico

Recomendado en casos de fracturas de clavícula desplazadas o inestables (lesión de los ligamentos) y en casos de fracaso del tratamiento conservador.

Consiste en realizar una herida sobre la clavícula, restaurar la anatomía y “sujetar” la clavícula con algún dispositivo de fijación interna. El más habitual son placas con tornillos.

Tiene como ventajas una curación más “anatómica” al poner todo en su sitio y acortar los plazos de recuperación. Al fijar la clavícula, las primeras semanas el paciente se encuentra más cómodo y puede empezar antes con el programa de fisioterapia.

Como inconvenientes tiene los riesgos asociados a cualquier intervención quirúrgica y la alta probabilidad de tener que realizar una segunda intervención para retirar el material una vez la fractura ya ha curado.

El hecho de que la clavícula sea muy superficial, hace que sea muy frecuente tener molestias con el material de síntesis empleado.

En general, una vez operado, y habiendo conseguido una fijación estable, en pocos días se puede empezar a movilizar el brazo, acortando los plazos de recuperación y la vuelta a la normalidad.

Si todo va correctamente a las 10-12 semanas el paciente puede estar realizando su actividad habitual (incluso deportiva).

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Conclusiones y recomendaciones

Las fracturas de clavícula son una lesión frecuente, pero que bien manejada permite una reincorporación a la actividad previa en la gran mayoría de casos.

En la mayor parte de las lesiones puede optarse por un tratamiento conservador con buenos resultados, aunque hay determinados factores que nos hacen recomendar el tratamiento quirúrgico.

Fracturas muy desplazadas, inestables o con sufrimiento de la piel son los casos ideales para realizar de entrada un tratamiento quirúrgico.

En pacientes de alta demanda (deportiva o laboral) que quieran una rápida reincorporación, el tratamiento quirúrgico es una opción válida.

Y para terminar, independientemente de la opción elegida, un buen programa de fisioterapia te ayudará a obtener el mejor resultado posible.

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